música

La música es, con bastante diferencia, aquello a lo que más tiempo he dedicado en mi vida. Si hay algo que soy, es melómano: nada me interesa tanto como la música.

Mi obsesión con ella viene, literalmente, desde la cuna. Según mi madre, cuando yo era un bebé, la música ejercía un poder hipnótico sobre mí. En cuanto sonaba cualquier canción en el televisor yo me ponía delante de la pantalla a seguir el ritmo como un poseído, con los ojos muy abiertos y una expresión de júbilo infinito en el careto. “Y cuanto más ruidosa, más te gustaba”, según ella.

Mi fijación musical me llevó a estudiar música desde muy pequeño, y así fue entre mis 7 y mis 15 años. No obstante, el mundo académico no me atraía demasiado y mi carácter anárquico (y mis hormonas) no aceptaban las imposiciones derivadas del estudio concienzudo y sistemático del piano. No es que no lo amase, sino que no amaba lo que había alrededor de él. Cuanto puedo decir, por no extenderme, es que me alegro de que la educación musical haya cambiado en este país. Y a mejor.

Lo acabé dejando y, digamos, mi obsesión entró en un estado de hibernación. Hasta que unos amigos me obligaron a escuchar algo de un grupo alemán con el curioso nombre de Blind Guardian allá por el año 1998. Guiller y Alfonso: ¡gracias, tíos!

Fue lo más parecido que he tenido a una epifanía en mis cuarenta y pico años. Mi trayectoria dio un vuelco brutal y, a partir de ese momento, la vieja pasión regresó, renovada y magnificada, más fuerte que nunca. Volví a soñar despierto con música… en fa mayor y re menor.

Intenté montar con grupo con mis amigos, pero me fue imposible, así que en 2001 entré a formar parte de una banda (Syrdhem). A partir de entonces me mantendría ya siempre ocupado en estos menesteres del rock y el metal. El grupo sacó una maqueta en el año 2004, que nos quitaban de las manos, y que hoy en día es imposible de encontrar. Por Youtube tenéis casi todo, eso sí.

Esta primera etapa duraría hasta el 2005, en la que Syrdhem se separó por motivos varios y yo me fui a militar en Darksun que, de aquella, era una banda emergente en el circuito underground del metal español. Fue la época más conocida de la banda. ¡Eh! No lo digo porque estuviera yo, es la verdad 😊En 2006 sacamos el álbum “El Lado Oscuro”, que tuvo una notoria repercusión y que estuvo a punto de llevarnos muy lejos… pero solo a punto, vaya.

A finales de 2006 dejé Darksun por motivos personales: me mudaba a Madrid a trabajar y a vivir con mi novia (actual mujer), y no era factible estar yendo y viniendo de Madrid a Asturias cada dos por tres. Pero, como seguía soñando despierto con música y más música (metal y más metal), no tardé en montar, con la ayuda de muchos y muy buenos amigos, mi propio proyecto discográfico, llamado Döxa. Sacamos el primer álbum, “Once…and for All”, en el 2010.

Al “Once…and for all” le seguirían otros tres discos. En 2013, “Delendha est Carthago”. En el 2017, “Lust for Wonder”, que lanzamos con la discográfica Pitch Black Records. Nuestro último disco de estudio, a día de hoy, es “To Shambhala: a pilgrimage of the mind and soul”, que salió en la primavera de 2019. Tenéis toda nuestra música en Youtube y en Spotify.

Sería muy largo contaros todas las vicisitudes de Döxa, ¡ya habrá ocasión! De momento, dejaremos aquí el relato diciendo que actualmente estoy (estamos) apartados de la escena, descansando y desintoxicándonos un poco. Porque la música es maravillosa, pero el mundillo de la música no lo es.

He hecho mucho más cosas en ese mundillo, por supuesto. También he compuesto jingles, tocado en diversas agrupaciones musicales, dirigido coros y colaborado con muchas otras bandas amigas, como Last Days of Eden.

El día menos pensado, no lo dudéis, volveré a la carga. ¡Con Döxa o quién sabe cómo!

Entretanto, queridos, recordad la frase de Lemmy:

Creed en el rock’n’roll. Es la única religión que no te deja tirado"tirado